bla bla bla... llego el momento de hablar




TE ODIO y mucho, porque no estás aquí, por qué no te tengo, porque me haces falta, porque aunque ah pasado mucho tiempo y trato con todas mis fuerzas de arrancarte de todo mi ser, de mi alma NO PUEDO! te odio porque te amo, porque aún no me e curado de ti, porque estoy enferma, estoy loca, estoy harta de pensarte, de sentir necesidad de ti, de estas ganas de salir corriendo y abrazarte, de sentir tu cabello entre mis manos, de ver tu nariz, de recostarme a tu lado y arrullarme con tu respiración, de sentir frío y buscarte para usar tu brazo como cobija...

Estoy jodida
jodidamente perdida porque sé, entiendo y reconozco que no me amas,
que no debo esperarte,
que no regresarás nunca,
que no me necesitas,
que tu vida siguió, que no tengo que esperarte más, que tengo que seguir, enamorarme de alguien mas, tratar de amar a alguien que no seas tú y dejar de buscarte en otras personas pero no puedo, no puedo Chava y aunque se que todo esto ah pasado por mí, por mis decisiones, por mis miedos no tienes ni la más remota idea de todo lo que haría y daría porque todo esto fuerá diferente.

Cuando eh ido a Qro, eh estado a nada de buscarte, pero no lo hago porque te respeto tanto que digo quien carajos te crees como para venir y perturbarlo, para joderle la existencia, entiende, entiende, entiende el ya tiene una nueva vida.

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Escrito en un papel cualquier día de enero

Se hace el silencio. 
Abrupto.
Limpio.
Honesto.
Doloroso.
No estoy de acuerdo, pero es tu decisión y la respeto.
Necesitas tiempo. Para recomponerte y entregarte a tu nueva vida. Para salir a flote y volcarte. Para protegerte y curarte. Para saber algo más que nada.

Te echo jodidamente de menos. A pesar de que ese muro al que nos sometes se alza por segundos. No trato de treparlo, aguardo tras él todo lo mansa que sé ser, a veces en pie y otras con las rodillas clavadas en el suelo mirando hacia arriba por si asomaras la cabeza.

Yo también guardo el silencio que me has pedido. No te sigo ni pregunto por ti. No te escribo, no me empeño en saber de ti. Vigilo mi telefono de reojo y con disimulo, más callada que nunca. Miro tu foto y sonrío, y suspiro, y me escueces, y te vuelvo a echar jodidamente de menos. No estás y, sin embargo, no te has movido del mismo sitio, pero no me dejas llegar a ti.

Tampoco quiero dejarme ver y que hablen mis silencios. Simplemente, confío en tu llegada cuando menos me lo espere. (así funcionas, cuando estoy a punto de curarme de ti, siempre de alguna u otra forma apareces) que algún día, cualquier tarde vengas y toques en mi puerta.

Tus ruinas nos lo ponen difícil. Supongo que tienes miedo a llorar cuando ni siquiera terminas de secarte las lágrimas, miedo a soñar cuando aún no despiertas de tu pesadilla, miedo a hacerme daño con tus flechas y escudos, miedo a vagar entre nieblas cuando aún no encuentras la salida a tu laberinto, miedo a sufrir cuando todavía estas sufriendo, porque honestamente no sé si es idea mía pero sé que no eres feliz del todo como quieres hacerme creer.

Cómo cuidarte sin que me huelas, cómo guardarte los besos sin que me sientas, cómo estar a tu lado en alma. Y te espero con la misma paciencia que impaciencia y tan vacía como llena mientras hilas los retazos de tu vida y reconstruyes cada pequeño trozo de un corazón que apenas respira.

Vuelve pronto, no te imaginas cómo y cuánto te echo de menos, niño.



Maybe  


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