Rotunda palabra. Completa en sí misma. Tan completa que poca explicación necesita. Tan rotunda que a algunos les da miedo hasta pronunciarla.
Soledad.
Buscada y huida a partes iguales. Buscada cuando necesitamos un respiro, un momento para estar con nosotros, un instante de paz en la vorágine de nuestra vida. Huida cuando nos evitamos, cuando sabemos que es lo que necesitamos pero nos da más miedo el remedio que la enfermedad.
De esta Soledad hablo. De todas las Soledades. De la que buscamos y huimos, de la que la vida nos impone, de la que nos arregla o nos aterra. ¿Por qué la Soledad es necesaria? Porque hay cosas que solo somos capaces de ver cuando estamos a solas con nosotros. Porque hay ocasiones en las que la única forma de pararse es estar en Soledad. Porque necesitamos tiempo para descubrirnos, para disfrutarnos, para encontrar nuestra paz interior; Y, precisamente por todo eso, huimos de la Soledad como de la peste.
Porque no queremos descubrirnos, no sea que no nos guste lo que vemos, porque no sé si seré capaz de disfrutarme, porque en mi interior hay de todo menos paz y lo sé, porque mi cuerpo me lo recuerda con cada dolor, con cada piloto que se enciende e ignoro, porque tenemos miedo de no ser como creemos que somos, como hacemos ver a los demás que somos, como nos han dicho que debemos ser.
Miedo.
Miedo y Soledad.
Miedo y Soledad.
Hasta a mí me estremece verlas juntas. A estas dos palabras, monstruosas, tremendas, intensas, con las dos hay que enfrentarse. A las dos hay que abrazar. Abraza tu Soledad y abrazarás tu Miedo más profundo. Porque el Miedo más tremendo del ser humano es el de estar solo, el de no tener a nadie con quien compartirse, que nos abrace, que nos consuele, que nos ame, que nos tienda una mano o nos de un beso.
Es por eso que caemos en el error de confundir estar en Soledad con estar solo y no querido lector, estar en soledad y estar solo no es lo mismo; la Soledad se elige y estar solo te lo encuentras. De la soledad se entra y se sale cuando cada uno lo desea o necesita. Estar solo es más complejo, más profundo, más doloroso, más triste, más aterrador.
Esta confusión nos lleva a cometer otros errores, El miedo a quedarse solo es el causante de nuestros miedos que, inevitablemente, repetimos de manera constante a lo largo de nuestra vida, da igual la edad, si eres hombre o mujer, judío, catolico, español o méxicano : quedarse solo aterra a todo el mundo.
Miedo de nuevo.
Miedo que preferimos ignorar, algunas personas deciden enterrárlo bajo besos y caricias nuevas, bajo toneladas de endorfinas y otras drogas que nuestro cerebro produce ante la inminencia de un nuevo amor. Porque nuestro cuerpo es sabio y nos protege, ante las alarmas tiene la capacidad de buscar y encontrar nuevos estímulos que nos distraen, que entretiene la mente al más puro estilo Escarlata “Ya lo pensaré mañana” O’Hara.
Perderle el Miedo a esa Soledad es uno de los grandes aprendizajes que he vivido. No me gusta estar sola, lo he dicho y lo repetiré, no me gusta no tener a nadie con quien hablar, con quien reír, a quien llorar…y no es así. Esa es la gran diferencia, que cuando abres los ojos para mirar a tu Miedo, descubres que, justo detrás, hay gente que te quiere, que se preocupa por tí, que te escucha y te consuela, que te habla y te regaña, que junta tus pedazos y te ayuda a pegarlos. Personas que te aman a pesar de lo bien que te conocen, que saben lo maravilloso que eres, que te dan un par de sapes cuando te pasas y un aplauso cuando lo logras, sea lo que sea. Que no estás solo.
Pero para darte cuenta de todo lo que tienes, tienes que dejar todo lo que crees que tienes. Soltar la tabla a la que te aferras, dejar que las olas te traguen, estar con tu Soledad y hacerse amigs, escuchar todo lo que tienes que contarte, limpiar todas las lágrimas que has ignorado, recordar todas las risas que te han alegrado, decir adiós a lo que ya no sirve y caminar sin pesos, sin capas, sin máscaras, sin mañanas, sin ayer, solo hoy.
Solo Tú
Solo Yo.
Disfruta de tu Soledad si te atreves, y sé feliz.
Les juro que después de todo no es tan malo y con un poquito de suerte, descubres que realmente tienes amigos y personas que estarán ahí, siempre que se los permitas.
0 divagad@s comentarón:
Publicar un comentario