Las penas no siempre son buenas


Recuerdo que estaba recostada … de pronto… sentí algo moviéndose cerca de mi, me levante me quede sentada en el borde de la cama y vi una figura pequeña cerca de mi, comenzó a hablarme, me dijo hola, soy una pena, soy diminuta, muy diminuta, pero dejame entrar en ti y veras cuan grande puedo llegar a ser.

En ese momento me levante, corri por la escoba, y la golpee hasta matarla.

Si, porque las penas hay que matarlas, cuando todavía son pequeñas.

0 divagad@s comentarón:



Publicar un comentario