¿Sabes?
Hoy me gustaría cambiarlo todo.
No pido mucho, solamente quisiera verte sonreír con aquella sonrisa tan única.
Recuerdo el primer día que te vi: que no sabía donde meterme.
La primera vez que te vi no sentí nada: es que lo sentí todo de golpe.
Desde ese momento en adelante, siento un cosquilleo extraño, comparable con las burbujas de la cerveza: siempre lo he comparado con eso.
He pensado:
"esas burbujas están en mi estómago y se vuelven locas cuando te veo a ti".
Nunca te dije ¿o sí? que mi corazón se va detrás de ti. Que me meto en el bus y me voy contigo. A tu lado.
Tu siempre me has mirado diferente a los demás, por eso causas en mi lo que nadie causó nunca: una sensación de nervios placenteros. El día que te conocí recuerdo que me preguntaba ¿qué me ocurre? Mientras estabamos en el coche yo no podía dejar de verte, te observaba, memorice cada uno de tús gestos, tú nariz, tú sonrisa, tú no te diste cuenta... Recuerdo que mientras yo te guardaba en mi mente mi mamá hablaba, no podía hacerle caso (mi atención estaba en tí)
Cuando me despedí de ti, por primera vez en la vida sentí en mis labios como se detenía el tiempo, supe, que eso era detener el tiempo y sentí la locura y la necesidad de querer quedarme contigo. Te confiezo que en ese momento todo cambió: en mi vida.
Me di cuenta que esto no le ocurría a todo el mundo. De que yo era afortunada.
De que la cerveza no me gustaba, pero que esas burbujas desde ese día, formaban parte de mi vida...